En 2019 el volumen de ventas de vinos amparados por esta figura de calidad superó los 168.000 hectolitros por un valor superior a los 50 millones de euros
El Boletín Oficial de Castilla y León (Bocyl) ha publicado la resolución por la que se aprueba la modificación del Pliego de Condiciones de la Indicación Geográfica Protegida Castilla y León. El pliego de condiciones es el documento que establece las especificaciones técnicas y los requisitos de calidad que tiene que cumplir el producto para ser amparado por la IGP Castilla y León, en su denominación tradicional, Vino de la Tierra de Castilla y León.
Con esta modificación se podrán elaborar vinos de la IGP con las variedades minoritarias recientemente incorporadas a la lista de variedades autorizadas en Castilla y León. Estas variedades minoritarias son: Rabigato o Puesta en Cruz, Rufete Serrano Blanco, Estaladiña, Gajo Arroba, Mandón o Garro y Tinto Jeromo.
Asimismo, se incluyen también las variedades Maturana Blanca y Maturana Tinta, que tienen su origen en la vecina comunidad autónoma de La Rioja, así como la variedad Touriga Nacional, originaria de Portugal y que ha demostrado tener muy buenas cualidades enológicas en Castilla y León.
Recuperación de variedades minoritarias
La incorporación de estas variedades es el resultado del trabajo de caracterización y recuperación de variedades minoritarias desarrollado por el equipo de investigadores del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl), tras un proceso amplio de prospección llevado a cabo durante más de veinte años en todas las zonas vitivinícolas de Castilla y León, proceso que continúa en la actualidad.
A la fase de localización de cepas individuales de las posibles variedades, le siguieron trabajos de descripción ampelográfica y genética de las que se consideraron más interesantes. A partir de su descripción inequívoca se solicitó y se obtuvo su reconocimiento legal y comenzó su caracterización agronómica y enológica, confirmando en todos los casos que se trata de un conjunto de variedades con matices muy atractivos y diferencias claras entre ellas y, sobre todo, muy distintas a las variedades que se cultivan actualmente. Otra peculiaridad de la mayoría de estas variedades es su maduración tardía y buena adaptación a las zonas de procedencia, lo que constituye a priori una ventaja para soportar con mejores perspectivas el calentamiento global.