El ácaro Colomerus viti no suele ser muy dañino pero es importante su control en las viñas
No es una enfermedad demasiado grave que dañe a la calidad de las uvas ni a la producción de las viñas, pero sí que hemos de tenerla en cuenta y vigilada porque su presencia, si es abundante, debe ser tratada.
Nos estamos refiriendo a la Erinosis, una enfermedad de la vid provocada por el ácaro Colomerus viti, (Eriophyes vitis). Pertenece a la familia de los eriofidos y parasita las plantas. Es de color amarillento y tiene, aproximadamente, 2 milímetros de longitud. Existen tres razas: de las falsas agallas, de las yemas y de la curva de las hojas.
Cuando hace más frío invernan en las yemas y en la corteza de la madera de las cepas. Al iniciarse el desborre comienza su actividad, en los estados fenológicos C (punta verde) y D (hojas incipientes) ya pueden observarse las primeras agallas. Después las hembras realizan la puesta en el interior de dichas agallas, permanecen allí hasta que se necrosa el tejido y emigran a las hojas más jóvenes. A lo largo del periodo vegetativo de la vid se suceden un número variable de generaciones, pudiendo llegar hasta siete. En otoño, antes de la caída de las hojas, los ácaros se desplazan a los refugios donde invernan.
Así, se observan los síntomas característicos. En la parte superior de las hojas comienzan a verse vesículas en forma de pústulas o abultamientos (agallas) que pueden llegar a medir varios centímetros. En el reverso, por su parte, aparecen depresiones recubiertas por una pelusa (pelos) blanca que torna a marrón según avanza la enfermedad. Esta pubescencia aterciopelada proporciona abrigo a los ácaros, que miden en torno a los 0,15 mm.
El clima húmedo, los restos de vegetales infectados y abuso de abonos nitrogenados son factores que favorecen el desarrollo de los ácaros. Su ataque no tiene gran trascendencia a nivel productivo ni de vigor de las plantas y normalmente sólo afecta a las hojas más antiguas. Incluso en ocasiones la enfermedad puede pasar al racimo y no aparecer en los brotes superiores.
Consejos
Pero si su desarrollo es muy pronunciado es necesario llevar a efecto medidas preventivas. Desde Red Bottle aconsejamos quemar los restos de la poda y evitar realizar injertos con material infectado.
En las razas de falsas agallas y de curvas de hojas, no es necesario intervenir por regla general. La raza de las yemas es la que más nos debe preocupar. Los mejores momentos para tratar son en los estados C/D y G/H con azufre, ya sea en polvo o en líquido. Se trata de un tratamiento preventivo que coincide con el utilizado frente al oidio y que junto con el aumento de las temperaturas suele ser suficiente para atajar la enfermedad. Es recomendable repetir tratamientos coincidiendo con los aplicados para el control del oidio para evitar la propagación de la plaga.
Y aunque existen métodos específicos a base de acaricidas, no está justificado su aplicación excepto en los casos en que la presencia del Colomerus viti sea superior al 10-15% de las hojas.