No se entiende muy bien cómo ha podido ocurrir que durante 20 años una empresa estadounidense, Premier Cru, haya estado estafando a miles de personas llegando a recaudar 45 millones de dólares. Su propietario, John Fox, staba "visto" como uno de los agentes más importantes de vino europeo en EEUU. Y entrecomillamos la palabra visto porque al mismo tiempo era una persona a la que rara vez se veía en público.
Una vida muy privada que ahora ha salido a la luz, ya que su imperio se dedicaba a estafar a los compradores de vino prometiendo ventas de vinos europeos muy solicitados. Pedía el dinero por adelantado, algo que en el mercado estadounidense no es nada raro, pero el producto no llegaba nunca, aunque en algunas ocasiones sí que conseguía los vinos y los entregaba con la intención de que el buen nombre de su empresa no decayese y seguir estafando a más personas.
La empresa Premier Cru no siempre ha trabajado así. En sus inicios, en los años 80 cuando Fox la fundó junto con su compañero Héctor Ortega, las prácticas fueron lícitas, logrando la buena reputación que le hizo comenzar a vender a través de internet, vía por la que se cometieron los fraudes. Enviaba catálogos con los vinos a una clientela muy elegida, que en su gran mayoría no demostraba mucho interés porque los vinos o llegasen.
Al final uno de esos clientes, el inversor Arthur Petterson, daba la voz de alarma sobre lo que estaba ocurriendo. El resultado: seis años de cárcel para Fox y la devolución de lo robado.