Enoduero advierte de la complejidad de un verano marcado por las tormentas
4.000 hectáreas dañadas y unos 15 millones de kilos de uva que no se recogerán este año. Es el cálculo que hace la Asociación Enológica de la Ribera del Duero, Enoduero, sobre los estragos producidos por el granizo del pasado 30 de mayo en la Denominación de Origen. “Estamos en un año complicado en el que las tormentas pueden jugar una mala pasada”, advierte el presidente, José Nuño, consciente de que el peligro no desaparecerá hasta que se recoja la uva, allá por octubre.
En los quince minutos que duraron las dos embestidas de granizo el campo en algunos puntos quedó agonizando. Si bien en Aranda o Roa la tormenta no tuvo consecuencias, en el entorno de Peñaranda de Duero, La Vid, Moradillo de Roa, Olmedillo, Fuentenebro, Fuentelcésped, Aldehorno, Santa Cruz de la Salceda, Vadocondes y Pardilla, los daños fueron graves en algunos casos. También en de Piñel de Arriba, Piñel de Abajo, Quintanilla de Arriba y Pesquera los dos frentes tomentosos descargaron con fuerza.
Aunque en el sector la asociación agraria Asaja, defiende la necesidad de subir (hasta 1.40 euros el kilo) el precio de una uva que el año pasado bajó a 0.85 euros/kilo; el presidente de Enoduero coincide con el presidente de la Asociación de Bodegas Asebor, Iker Arroyo, y entiende que todavía es pronto para marcar precios. “Primero hay que ver cómo termina la vendimia, qué producción se alcanza y sobre todo, qué encaje tiene el vino, tanto en bodega (y ahí depende de la capacidad de cada una) como el precio del vino, pero no podemos olvidar que es un año atípico tras una pandemia que no ha terminado”, asevera, con precaución porque el mercado del vino “no recupera en seis meses lo que ha perdido en año y medio”.
A pie de campo, los enólogos extreman cuidados. “Ahora toca hacer tratamientos porque tanto el Mildiu como el Oidio son enfermedades que están llamando a la puerta”, detalla al recordar que este tipo de parásitos se gestan cuando la humedad coincide con temperaturas suaves. “Estamos en semana de tormentas y hay que estar vigilantes porque es muy posible que el viñedo quede encharcado y puede ser el caldo de cultivo ideal, si hace calor, como está haciendo”.
El presidente hace estas declaraciones tras celebrar la asamblea anual con sus 110 socios. Pese a haber superado la primera década dando voz a los enólogos de la Ribera del Duero, los retos siguen fijos en la formación como clave del éxito.
Bajo esta perspectiva, para terminar la jornada, los enólogos han participado en una interesante cata en la que la empresa colaboradora LAFFORT®, ha explicado a nivel técnico y práctico las cualidades de los alternativos de madera para completar boca y estructura. “Es importante organizar estas catas porque al ser técnicas aprendemos muchísimo”, destaca.
Con una trayectoria que se remonta a 1985, LAFFORT®, es hoy un referente dentro del campo de la enología de precisión.
Por su parte, la asociación enológica de la Ribera, Enoduero, trabaja para fomentar y difundir la calidad de los vinos y de las variedades de uvas de la Ribera del Duero, en el territorio regional y nacional, dando valor al trabajo que desempeñan los enólogos en el crecimiento de esta Denominación de Origen.